La asfixiante carencia de un genio
Asistimos a un tremendo ensayo cinematográfico de un director prolífico pero inconstante con sus producciones el danés Henning Carlsen, en Hambre de 1966 vemos un filme magníficamente montado y en blanco y negro algo que ya no se estilaba tanto en el año en que esta película fue hecha; la producción fue un esfuerzo conjunto de los países escandinavos, Dinamarca, Noruega y Suecia que lograron verdaderamente un grandioso retrato dramático de la miseria y la desesperación de un miserable.
Pontus (Per Oscarsson) es un escritor que aún a pesar de su precariedad material sabe desprenderse del dinero para ayudar al necesitado, al desvalido lo que le produce muchos problemas como el hambre que tiene que pasar, la incertidumbre de tener un techo donde dormir por lo que la pregunta sobre él surge sobre qué es más importante, la virtud, el honor o la comodidad material...
El ser un escritor y miserable no es algo extraordinario ha ocurrido con frecuencia pero un retrato desgarrador no se había logrado de esta manera tan tensa y seria por lo que el cine nórdico presume mucho de esta película porque significó una mayor proyección del cine danés en su época que el cine sueco ya tenía a su gigante Bergman en la esfera internacional.
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