El cómico retrato de la oscuridad
En The Lost Boys del año 1987 una película muy ochentera, con elementos nostálgicos para muchos del director Joel Schumacher mayormente conocido por esta película; podemos reconocer elementos de una película de terror que sin embargo a veces decanta en una comicidad involuntaria; una familia se muda de Phoenix al pueblo de Santa Carla, California donde hay muchos desaparecidos y naturalmente muchos asesinatos sin resolver...
Michael (Jason Patric) que es el hermano mayor de la familia se mete en líos por una mujer y termina entre las huestes vampíricas responsables de tantos asesinatos mientras su hermano Sam (Corey Haim) conoce en una tienda de historietas a unos supuestos buscadores de la verdad y cazavampiros que juegan un papel muy jocoso en toda la trama; resulta un poco forzado el desarrollo del argumento durante toda la película no obstante permite seguirle el hilo conductor argumentativo.
Desfilan en el elenco un joven Kiefer Sutherland, un veterano Barnard Hughes, y el no tan maduro Edward Herrmann que en realidad no juegan ningún gran papel porque cuando resulta que van a aparecer o desaparecer son un poco ridículos y no aportan demasiado, en fin el vampiro está bien perfilado dentro de los paradigmas antiguos sobre la perversidad, elementos adversos como el ajo, la luz del día y la siempre persistente sed de sangre.
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